El turismo negro, que explora sitios asociados con la muerte y la catástrofe, ganó popularidad al ofrecer aprendizajes profundos sobre acontecimientos históricos. Entre los destinos más simbólicos se encuentra Auschwitz en Polonia, un deslumbrante recordatorio del Holocausto. Chernobyl en Ucrania deja explorar la zona de exclusión tras el desastre nuclear de 1986. En Japón, el bosque de Aokigahara, popular como el Bosque de los Suicidios, proporciona una experiencia tanto inquietante como natural. En USA, el Museo del Asesinato en masa de Oklahoma City ahonda en el atentado de 1995. La Torre de Londres en el Reino Unido, con su historia de ejecuciones y torturas, es otro destino impresionante. Camboya proporciona los Campos de la Muerte y el Museo del Genocidio de Tuol Sleng, recordando el régimen de los Jemeres Colorados. Las https://www.abc.es/viajar/destinos/abci-estos-15-destinos-turisticos-mas-siniestros-mundo-202206061922_noticia.html Catacumbas de los Capuchinos en Italia detallan cuerpos momificados en un ambiente histórico. Además de esto, el Castillo de Drácula en Rumanía y el Museo de la Tortura en Ámsterdam proponen experiencias que mezclan lo gótico y lo macabro con la historia. El turismo negro deja a los pasajeros estudiar, pensar y recordar las desgracias del pasado, asegurando que no se olviden. Otro destino destacable es el Museo de los Crímenes Genocidas en Kigali, Ruanda, que memora el asesinato en masa de 1994. A través de exhibiciones emocionantes y testimonios de supervivientes, los visitantes pueden entender mejor la magnitud de la tragedia y la importancia de la reconciliación y la memoria. El turismo negro no solo da una ventana al pasado, sino que también fomenta la empatía y la reflexión sobre la condición humana. Al visitar estos sitios, los pasajeros tienen la oportunidad de honrar a las víctimas, estudiar de los errores históricos y fomentar una mayor comprensión y tolerancia en el presente.